La calidad del aire que respiramos influye directamente sobre nuestra salud. Más aún en el día de hoy, cuando la mayor parte de nuestro tiempo, ya sea en el trabajo, estudios, casa, ocio o en el desplazamiento de un sitio a otro, lo pasamos en espacios cerrados.
Numerosos estudios se han realizado y demuestran que la mala calidad del aire puede ser causante de malestar general, incluso puede provocar, a la larga, enfermedades de las vías respiratorias.
En nuestras casas se cuelan volátiles que tienen origen en los muebles, pinturas, aerosoles, alfombras, disolventes, lacas, humo, ambientadores, pegamento, mascotas, entre otras cosas. Si el hogar es nuestro sitio de descanso, resulta que estamos descansando en un ambiente hostil para nuestra vías respiratorias. Y si tenemos alguna afección respiratoria, el día a día se vuelve muy difícil de soportar. La limpieza puede que nos sea suficiente.
¿Qué ocurre en nuestros lugares de trabajo, escuelas, gimnasios, etc.? Más de lo mismo, con el agravante de que somos muchos en el mismo sitio.
Nos subimos a nuestros coches para desplazarnos de un sitio a otro. ¿Qué respiramos en el coche? Básicamente, lo que sale del coche que va por delante. Añadimos el humo de tabaco, en caso de fumadores. Y si tenemos mascota, el olor de la mascota. Y si tenemos bebés, el olor a pañales. ¿Qué pasa, si alguien vomita en el coche? Por mucho que lo laves, el olor persiste. Abrimos la ventana y ventilamos. Cerramos la ventana y sigue oliendo. El olor está impregnado en la tapicería y en las demás superficies porosas.
Nuestros absorbedores de volátiles no añaden nada al ambiente, desodorizan. Los equipos funcionan prácticamente sin ruido. Las carga-filtro son de cambio mensual, para una mayor efectividad.
